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  • Es la declaración de antiguos y nuevos camaradas haciendo un llamado al sentido de unidad partidaria, que se logra trascendiendo la contingencia en que nos coloca la necesidad de renovar la directiva nacional y fortaleciendo las líneas de trabajo que han sido propuestas

1.- En nuestra observación sobre la realidad del partido, no nos es posible vislumbrar desviaciones estructurales respecto de sus objetivos estratégicos. En los Congresos y Juntas Nacionales, en forma sistemática el partido se ha definido en favor de la justicia social, la solidaridad, el bien común, la participación, la democracia, la descentralización y las economías al servicio del ser humano. Por consiguiente, ha representado siempre una fuerza por los cambios en la sociedad chilena para superar las inequidades que producen desigualdades que quebrantan gravemente la paz social y los derechos fundamentales. Recientemente hemos concordado en la realización de dos procesos constitucionales para modificar el statu quo, prueba palmaria que somos un partido de las transformaciones.

2.- Naturalmente, dichos objetivos deben ser actualizados, toda vez que los cambios sociales son de una envergadura y velocidad que requieren no solo visiones generales, sino también estudios específicos de distintas disciplinas, basados en el uso del humanismo vivo, de la ciencia y la técnica, para tener respuestas acordes con esas nuevas realidades y desafíos. Por ello, estimamos de elemental importancia promover la reflexión doctrinaria, ideológica y política como una función permanente del partido, considerando el trabajo de nuestros intelectuales y centros de estudios que nos permita elevar la calidad de nuestras deliberaciones y concebir un proyecto que le haga sentido a la comunidad.

3.- No es nuestra intención abordar las causas del deterioro de nuestra comunidad partidaria. Pero resulta evidente que muchas de esas causas se deben a nuestra incapacidad de procesar nuestras diferencias internas adecuadamente. Las distintas sensibilidades existirán siempre en partidos que practican la democracia interna, y son una contribución inigualable en la deliberación de calidad, siempre y cuando no se transformen en grupos cerrados dueños de la verdad que descalifican toda otra opinión como valedera. Ese no es un clima propicio para construir un partido fuerte en que prime el bien común del partido. Al contrario, el sectarismo profundiza nuestras diferencias, destruye la confraternidad y divide. Así, en vez de buscar acuerdos entre nosotros, judicializamos los casos con el propósito de expulsar al que tiene una visión disidente.

4.- Por otro lado, se observa que se ha instalado en los medios, una visión bipolar de la política, en la que solo tienen espacio la derecha y la izquierda. La visibilidad y actoría de la DC, como de otros partidos de centro se ha debilitado al punto de correr el riesgo de su permanencia en el sistema político. Esta bipolarización se ha expresado en las votaciones de apoyo ciudadano por los extremos en los dos procesos constitucionales.

En ese marco, no descartamos que una política de alianzas electorales con la izquierda sea un factor de supervivencia. Más allá, una alianza con el socialismo democrático nos parece que puede darle mejor gobernabilidad al país. Pero la viabilidad de la existencia del partido depende de nosotros mismos. En tal sentido, debiéramos definir una estrategia de acumulación de fuerza propia que nos posibilite negociar con nuestros eventuales aliados las mejores condiciones y no constituirnos en el vagón de cola de su conducción. En tales circunstancias, sería un error excluir del abanico de relaciones a movimientos o partidos que al igual que nosotros profesan el humanismo cristiano o el social cristianismo. Al contrario, en vez de arrinconarlos hacia la derecha, debemos abrirnos para reencontrarnos en los objetivos estratégicos comunes que Chile necesita para su desarrollo.

5.- El partido ha resuelto en una Junta Nacional por el 93% de sus miembros votar en contra de la propuesta constitucional a plebiscitar el 17 de diciembre. Sin embargo, la DC no substituye al soberano y en consecuencia debemos por respeto a la decisión democrática colocarnos en ambas hipótesis (“a favor o en contra”). En uno y otro caso, somos contrarios a un nuevo proceso constitucional, asimismo en los dos casos estamos abiertos a las reformas de la Constitución en materias como el establecimiento de un estado social y democrático de derechos efectivos, la moderación del multipartidismo, y el reconocimiento de los pueblos originarios. Temas básicos para un gran acuerdo de unidad nacional que lidere la Democracia Cristiana. Esa tarea puede iniciarse con posterioridad a los resultados del plebiscito, pero implementada por la nueva legislatura que surja el 2025, a fin de asegurar la legitimidad de los constituyentes de la reforma.

6.- Por lo tanto, en nuestra opinión, en el año 2024 hay cuatro tareas centrales que debiera asumir la nueva Directiva Nacional del Partido:

1.- Sacar adelante nuestro congreso doctrinario e ideológico.

2.- Formar, con la participación de la comisión constitucional del partido, un grupo de tarea para consensuar con otras fuerzas políticas las reformas a la Constitución.

3.- Acordar con los partidos con representación parlamentaria las leyes en materia de seguridad, pensiones, salud, educación, descentralización, para dar cumplimiento a las demandas que la población está exigiendo.

4.- Prepararnos para el desafío que representan las elecciones subnacionales de octubre 2024, en la que debemos ofrecer al país nuestro planteamiento en materia de descentralización municipal y regional a nivel nacional como las propuestas región por región y comuna por comuna, aprovechando experiencias que en otras épocas nos dieron buenos resultados electorales. Los camaradas y los independientes afines deben sumarse a candidaturas que representen nuestros ideales. Llenar las listas.

7.- Somos partidarios de apoyar al Gobierno desde una posición de autonomía. Vale recordar que nuestra candidata presidencial perdió, y en segunda vuelta la DC resolvió apoyar a Boric “sin condiciones”. Esta posición de autonomía ha permitido que nuestros parlamentarios representen a cabalidad las demandas ciudadanas y con objetividad puedan evaluar la gestión del gobierno. Las cifras de las encuestas hablan por sí mismas, y todas coinciden en la impopularidad de esta administración. Tampoco nuestro “porte” político sería capaz de un salvataje del Gobierno, solo tendría un mero efecto mediático. Por lo tanto, queremos ayudar a que el gobierno no se desplome, porque eso puede implicar un peligro para la democracia, pero tampoco consideramos justo asumir los costos de un mal gobierno en que no hemos tenido participación alguna.

8.- Reiteramos que es nuestra convicción que las iniciativas de cambio de nombre del partido, la modificación de sus logos, la definición de partidos de centro, partido vanguardia o progresista solo tienen una importancia simbólica, pero no es lo principal, en la línea de la modernización de nuestra organización partidaria. El punto central es el desarrollo y actualización de nuestro proyecto transformador de la sociedad chilena, que implique eliminar las desigualdades inequitativas y caminar fraternalmente hacia el progreso y bienestar de nuestro pueblo.

9.- La última Junta Nacional apoyó mayoritariamente la cuenta del presidente nacional del partido Alberto Undurraga. Vale destacar que el camarada Undurraga asumió el partido en los momentos más difíciles y en alguna medida hemos salido del pantano pero sin recuperarnos del todo. Para salir a flote se requiere la más amplia unidad partidaria, que impulse la movilización del partido, fortaleciéndolo. Esa tarea debiera incluir a las regiones que representan el 60% de la militancia del PDC, como así también de su votación nacional. La descentralización del partido es una de las exigencias de su modernización. Por ello, sostenemos que es ineludible considerar, en la integración de la mesa nacional y sus instancias, la participación y representación de las regiones. Sin duda que para ello hay que adoptar medidas que superen los obstáculos que significa que los dirigentes nacionales vivan en distintas ciudades del país.

10.- Esta declaración de antiguos y nuevos camaradas es, entonces, un llamado al sentido de unidad partidaria, que se logra trascendiendo la contingencia en que nos coloca la necesidad de renovar la directiva nacional y fortaleciendo las líneas de trabajo propuestas. Éstas engarzan con los objetivos de la actual mesa nacional. Por eso, hay que procurar que la renovación de dirigentes nacionales sea compatible con dar lugar a una solución de continuidad en los esfuerzos políticos en curso que nos convocan a todos.

Alex Avsolomovich Callejas

Manuel Tobar Leiva

Roberto Burgos González

Humberto de la Maza Maillet

Karl Dietert Reyes

María Soledad Flores Pincheira

René Lues Escobar

Matías Mundaca Campos

Evelyn Navarro Araya

Absalón Opazo Lazcano

David Pino Ayala

Susana Pinto Alcayaga

Eugenio Trincado Suárez

David Suazo Guastavino

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