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  • Columna de opinión de Octavio Arellano Zelaya, ex alcalde y ex concejal

El pasado 29 de octubre, con la premiación de los ganadores de las competencias de Canotaje Slalom y Kayak Cross en los Juegos Panamericanos, se coronó un hito histórico para la ciudad de Los Andes, del cual nos sentimos profundamente orgullosos.

Haber sido designados como sede de los Juegos fue una tarea ardua, ya que competíamos con la propia naturaleza y la oferta de otras ciudades que aspiraban a ser subsede, como es el caso del Cajón del Maipo, cuyo río tiene una larga tradición en el deporte de rafting, una infraestructura turística conocida a nivel mundial y su proximidad con la capital.

Nada de ello impidió que Los Andes y San Esteban fueran las comunas que compartieron el desafío de habilitar una pista de canotaje en el propio cauce del río Aconcagua, de estándar internacional, labor que contó con la asesoría técnica de dos expertos provenientes de Cataluña, Lluís Grau Navarro y Nuria Vilarrubla, y el trabajo en terreno de ambos municipios, la Dirección de Obras Hidráulicas, el Ministerio de Obras Públicas, el Ministerio del Deporte y los propietarios de los terreños ribereños.

El esfuerzo de la organización y la cuantiosa inversión en el equipamiento y habilitación de las instalaciones deportivas que superó los 600 millones de pesos, posibilitaron que las competencias deportivas cumplieran con todas las normas internacionales, difundiendo nuestros atractivos turísticos y naturales. Hay que recordar que en cuanto a la importancia global, después de los Juegos Olímpicos están los Juegos Panamericanos. Es por ello que el cuarto lugar logrado por el andino Andraz Echeverría ante grandes competidores mundiales de la especialidad, nos tiene que hacer sentir orgullosos de que un andino se encuentre en tan alto nivel deportivo. Estos tres días de espíritu olímpico marcan un antes y un después en las proyecciones deportivas del valle de Aconcagua y la revalorización del río como un escenario deportivo al aire libre.

Mención aparte es el reconocimiento para los más de 150 Voluntarios de Chile y Latinoamérica que durante tres días dedicaron sus esfuerzos en las diversas tareas que les fueron asignadas y que cada uno asumió con responsabilidad y vocación, a pesar de las inclemencias del tiempo.

¿Qué viene ahora? Algo que todos han anunciado, proyectar el legado de los Juegos Panamericanos, para convertir las instalaciones en un Centro de Alto Rendimiento para la preparación de los futuros competidores mundiales, además de permitir que las nuevas generaciones, niñas y niños se motiven por hacer deporte en el río Aconcagua con el apoyo técnico correspondiente.

Como modelo de gestión debo señalar que la pista artificial del Parc del Segre, en Barcelona, es administrada por una empresa pública, donde incluso funciona un establecimiento educacional y un internado, para facilitar el acceso de los jóvenes a la práctica deportiva.

Es fundamental que los servicios públicos encargados de la gestión de la cuenca del río Aconcagua, se comprometan con mantener la infraestructura de la pista tal como fue habilitada, suscribiendo un convenio con ambos municipios para su conservación y un comodato de la franja ribereña con los agricultores propietarios de los predios colindantes para acceder en forma segura al sector.

Es pertinente destacar que el olimpismo es la mejor escuela formativa para las y los jóvenes en valores como la paz, la perseverancia, la competencia leal, la integración, la igualdad de género, la protección del medio ambiente y el disfrute sustentable de los bienes que nos proporciona la naturaleza. Tengamos la certeza que nada es imposible si nos proponemos hacer grandes cosas para nuestros jóvenes.

(Los Andes, 06.11.2023)

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