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  • Había pagado su parte cuando apareció el verdadero dueño de un criadero que les quitó el ejemplar, llevándose una tremenda sorpresa además de la pérdida de la inversión

Carlos Lotina Astudillo, es especialista en refrigeración y hace unos quince años se atrevió a ser parte de una sociedad para comprar el caballo “Convenido”, pero tuvo una mala experiencia, ya que apareció el dueño de un criadero y se lo llevó, perdiendo la inversión.

“Compré un caballo a medias con el preparador Quiroga. Al final me vendió un caballo que no era de él, ya que se lo vino a quitar el dueño del criadero. Menos mal que en ese momento estaba recién iniciado y fui solamente a inscribirlo al Club Hípico y como era día viernes, no alcanzamos a hacer este trámite en el Hipódromo Chile, porque al inscribir el caballo, puede ir a correr a las dos partes. Menos mal que no quedó a mi nombre, porque de lo contrario habría tenido que pagar el caballo entero. A él le pasé la plata y al final el hombre se compró un auto BMW, que lo usó como taxi. A las dos semanas, el chofer le hizo zumbar el auto. Lo chocó y ahí quedó la plata que le había pasado a él”, comentó con cierta resignación.

Esa experiencia le bastó a Lotina “para no invertir en caballos, menos hoy día que no están las condiciones económicas, así que prefiero venir a jugar”.

“Convenido” era un caballo muy bonito y pesaba unos 500 kilos: “Tenía una estrella en la frente y nunca más lo vi. Perdí la plata, ya que había vendido una camioneta para comprar el caballo. Me costó dos años de trabajo para comprarme otro vehículo”.

Lotina conoció a ese caballo en el Sporting cuando llegó segundo de “Predicha”: “Me acuerdo que estaba lloviendo ese día. Si ganaba pagaba 152 veces”.

“Esa experiencia me indicó que no era lo mío y menos hacer sociedad. Si uno tiene plata tiene que comprarse uno el caballo y nadie más. Porque en las sociedades, uno puede pagar y el otro no paga. Y uno tiene problemas con el preparador. Aquí hay que pagar la pensión y eso hay que respetarlo”, agregó.

Lotina tiene 73 años y esa experiencia la vivió hace unos 15 años.

Conoce a mucha gente en el Sporting y se dedica a lo suyo: “Me piden que les arregle algunas cosas, que les ven a un frío, una lavadora, a eso me dedico”.

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