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  • Manuel Tobar, presidente de la FEUCV en el período 1983-1985 dijo que “el testimonio de Raúl Allard es invaluable, razón por la cual me ha parecido un gesto que enaltece la dirección de esta universidad, el aprobar en su consejo superior la investidura de doctor Honoris Causa de la PUCV

Al ser investido como doctor honoris causa de la PUCV, Raúl Allard se refirió a los hechos ocurridos cuando fue Rector de la UCV. “El 73 empezó para nosotros bastante antes. Hay que decir que como universidades éramos solamente ocho. La Universidad Católica tenía mucha presencia. Por ejemplo, habíamos liderado constituir el Consejo de Rectores de Universidades de Valparaíso que existe hasta hoy y siempre el Presidente Salvador Allende nos invitaba a los ocho”.

“En esos tres años, del 70 al 73 son los únicos años en la historia de Chile en que la autonomía universitaria estaba en la Constitución. Eso lo consiguió el senador de esta región Benjamín Prado que obtuvo en las llamadas Garantías Constitucionales”.

“En el año 73, se veía que ya no había ninguna capacidad de diálogo con la oposición. El gobierno socialista había perdido la calle por lo que el problema se complejizaba más. Entonces en junio nos juntamos en el Senado Académico y dijimos qué acción constructiva podemos hacer y ahí acordamos constituir una comisión de diálogo que elaboró un documento que ahora ha pasado a ser histórico. La presidí como rector, Reinhard Zorn presidente del Senado Académico, Juan Carlos Bull, presidente de la Asociación de Estudiantes y los senadores académicos Alberto Vidal, que era profesor de arquitectura y Eugenio Villaseca que era el director de ingeniería eléctrica. Partimos acá conversando con don Emilio Tagle Covarrubias, nuestro Gran Canciller, luego hablamos con el Cardenal, Raúl Silva, seguimos con el obispo metodista y después con todos los poderes del Estado. Hablamos con Eduardo Frei Montalva, que presidía el Senado, Enrique Urrutia Manzano que era el presidente de la Corte Suprema, Héctor Humeres, Contralor General de la República y luego con el gobierno evidentemente. José Tohá, que era el ministro más importante. En ese momento lo habían acusado constitucionalmente y Allende lo nombró en el ministerio de defensa. Con Sergio Insulza que era clave porque era el ministro de Justicia y en ese momento lo que se discutía es si se iba a promulgar o no la reforma constitucional que establecía tres áreas de la economía. El área social, mixta y el área privada. Y los presidentes de partidos, Clodomiro Almeyda, subsecretario general del Partido Socialista, Patricio Aylwin presidía la Democracia Cristiana, Rafael Gumucio el Partido Federado de la Unidad Popular y Sergio Onofre Jarpa, presidente del Partido Nacional. Y todo lo que nos dijeron está en 58 páginas, cuyo original lo mantuve en mí poder durante 50 años y se lo entregue al Rector de la PUCV. Ahí se veía que podía haber habido una salida política, quizás si el Presidente Allende hubiera llamado a un plebiscito, que lo establecía la Constitución. Pero no lo hizo, ahora yo siempre quedé con la idea  de que el Presidente Allende era un político democrático parlamentario pero debe haber sido bastante complicado gobernar con siete u ocho partidos. Ahora si el plebiscito pudiera haber evitado el golpe, eso no lo sabe nadie. Pero seguramente habría distendido el ambiente político. De todas maneras gente alrededor de los militares hubiera estado tramando un golpe. Pero lo bueno es que el documento demuestra que la  universidad hasta el final no fue una espectadora de lo que estaba pasando. Hicimos todo lo importante y la moraleja hay que hacerla siempre. O sea, nunca hay que romper el diálogo, nunca se va a justificar una salida de fuerza como la que pasó”.

Consultado cómo vivió la jornada del 11 de septiembre expresó que “el día 11 nos enteramos temprano del inicio del Golpe. Yo escuché el famoso discurso de Salvador Allende en la Radio Magallanes. Estaba en mi casa en Viña y empezamos a conversar entre nosotros. Me acuerdo que el primero que me llamó fue Alfredo Pesce, profesor de ingeniería que era el Director de Planificación y Osvaldo Droppelmann que era el Vicerrector de Administración y Finanzas, Duncan Livingston, Vicerrector Académico, Juan Orellana Vicerrector de Comunicaciones. Nos comunicamos y llamamos a la universidad la que estaba tomada por la Armada. La Armada en Valparaíso, y los militares en el resto de Chile se tomaron todas las universidades. Había aquí funcionarios y a las seis de la mañana llegaron los marinos. El día 14, es decir tres días después, me avisaron de que la Armada nos entregaba la universidad. Yo vine con Oscar Bernal, que era el contralor y con un abogado de la universidad. Oscar Bernal que como buen contador auditor hizo una auditoría y encontró que estaba todo en orden. Ahí entonces empezamos a planificar la reanudación de las clases que se hizo a fines de ese mes”.

“El día 16 de septiembre grupos del MIR trataron de tomarse una comisaría en Playa Ancha y la comisaría de carabineros que queda en Eusebio Lillo. Ellos no pudieron y nosotros estábamos conversando con Duncan Livingston, con Juan Carlos Bull y la directiva de la federación cómo se podían reanudar las clases y había disparos en el entorno. Y estos quedaron por muchos años aquí en la pared de la universidad. Los jóvenes del MIR venían arrancando y los carabineros les dispararon”.

“Después el día 27 de septiembre nos citó la Junta de Gobierno. Ya no éramos ocho, sino seis. Enrique Kirberg de la Universidad de Santiago estaba detenido. A Domingo Santa María de la Universidad Santa María no lo dejaron entrar a su campus porque encontraron muchas armas en esa casa de estudios. Entonces ahí nos comunicaron que se intervenían las universidades. Todos nosotros rechazamos esa medida. Llegó de interventor el almirante De la Maza, y yo fui destituido a partir del 5 de octubre. Al año siguiente me fui a Estados Unidos. Estuve diez años. Cuando llegué a Estados Unidos me notificaron que además me habían destituido de la universidad. No tenía dónde trabajar en Chile. Estudié en Princeton, lo que ahora enseño en Relaciones Internacionales y después hice toda una carrera durante doce años en la OEA, en la que llegué a ser secretario ejecutivo de Educación, Ciencia y Cultura. Y así como la universidad me echó sin ningún motivo que no sea político, el año 1989, sin que yo lo pidiera me rehabilitó. O sea me echaron sin motivo y me rehabilitaron sin que lo pidiera”.

“Cuando era Rector tenía 30 años. No ha habido otro rector de 30 años. Ello no llamaba tanto la atención en la década del sesenta. Fui muy amigo de Felipe Herrera, también porteño. El decía que los años sesenta eran para algunos “los locos sesenta” y que para él eran los “Sesenta Dorados”.

“El día que Bernardo Donoso, que había sido dirigente estudiantil se recibió de ingeniero comercial en la mañana y en la tarde lo nombramos gerente de Canal 4 Televisión y tampoco sorprendía que este gerente tuviera 23 años. Ahora sería difícil. Fue una gran experiencia y por eso es que cuando dejé de ser rector, me puse a estudiar de nuevo ya que tenía 36 años”.

Consultado por la reflexión de estos hechos dijo que “la lección para el futuro es que nunca hay que interrumpir el diálogo, que las ideologías van a existir siempre, pero las ideologías también pueden dialogar entre ellas. Que el ponerse cortapisas absolutas “yo no dialogo con este porque es de izquierda, de centro, de derecha” eso hay que terminarlo. Y lo otro es que nunca debe haber soluciones de fuerza. Siempre las democracias con los defectos que tengan se pueden regenerar a sí mismas. Por el diálogo se regenera. El diálogo puede hacer que doctrinas aparentemente irreconciliables puedan llegar a un punto común. Yo creo que esa es la gran lección.”

Augusto Pinochet fue distinguido por la Universidad Católica. Aparecen sentados el profesor Héctor Herrera y el rector Matías Valenzuela

MANUEL TOBAR LEIVA

En opinión de Manuel Tobar, presidente de la FEUCV en el período 1983-1985 “el testimonio de Raúl Allard es invaluable, razón por la cual me ha parecido un gesto que enaltece la dirección de esta universidad, el aprobar en su consejo superior la investidura de doctor Honoris Causa de la PUCV al ex Rector Raúl Allard”.

Manuel Tobar presidente de la Federación de Estudiantes

“Desde luego, el documento entregado es un aporte a la historia de la PUCV y de Chile, que no había sido escrita. Como tampoco ha sido muy relevado el hecho que antes de la intervención de las universidades el Senado Académico le rindió homenaje al Presidente Allende, o que después del golpe estuvieron el dictador Pinochet acompañado del rector delegado Matías Valenzuela Labra o que el general Gustavo Leigh en 1975 fue invitado por la Escuela de Derecho donde expuso en una conferencia “Misión de las universidades chilenas”, agregó.

“Tampoco ha sido bien registrado el movimiento estudiantil del 80, que guarda mucha relación con la reforma universitaria que impulsó Allard, tras ser apoyado por el movimiento de reforma de 1971. En la UCV quienes lideramos el movimiento M14 de recuperación de la autonomía universitaria y la democracia en Chile, tuvimos una conexión activa con los académicos Juan Orellana Peralta y Luis Sherz, ambos sociólogos del ADN de la reforma universitaria. En consecuencia, compartiendo las lecciones que Raúl Allard nos lega, creo que ha quedado también en claro que no todo está dicho en la historia de esta querida Universidad Católica de Valparaíso. Sin duda la conmemoración de los 50 años del Golpe ha sido una contribución en el camino de revelar esos hechos que se han mantenido todavía en tinieblas”, culminó.

Desde la izquierda, el decano Alejandro Guzmán Brito, Emilio Tagle Covarrubias, Gustavo Leigh y Víctor Wilson, rector delegado

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