LA PARROQUIA SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS DE MIRAFLORES QUE CELEBRA SUS 50 AÑOS DE EXISTENCIA PROYECTA INSERTARSE EN LA COMUNIDAD

• El párroco Diego González anunció la realización durante el resto del año de actividades culturales, pastorales de evangelización, solidarias y festivas

Con una misa de acción de gracias, la comunidad del Sagrado Corazón de Jesús de Miraflores, Viña del Mar, celebró sus cincuenta años de existencia, la que fue oficiada por el párroco, padre Diego González Vera acompañado del padre Juan Salazar, sacerdote jesuita de la comunidad parroquial, Jaime Ibáñez, diácono permanente de la parroquia y Joaquín Puertas, diácono transitorio de Schoenstatt.

El párroco Diego González Vera que lleva dos años en esas funciones, recordó que “el día del Sagrado Corazón que fue el pasado 16 de junio, la parroquia cumplió 50 años de su fundación”.

Precisó que “este acontecimiento ocurrió el 16 de junio de 1973, cuando el Obispo de Valparaíso era Emilio Tagle Covarrubias y el párroco fundador, padre Kepa Bilbao Laca que es muy recordado en esta zona y en distintos lugares de la Diócesis de Valparaíso. Es decir, se fundó hace 50 años y lo que nosotros hicimos hace poco, fue dar inicio a esta celebración. Comenzamos estos festejos con una misa donde se reunió toda la comunidad de Miraflores y pudimos darle gracias a Dios por estos 50 años de evangelización”.

“La idea es prolongar esta celebración con hitos culturales, pastorales de evangelización y realizaremos algunas actividades solidarias y festivas. Vamos a tener durante el año momentos para poder mirar el pasado, observar nuestro presente y proyectar el futuro”, agregó con entusiasmo.

El padre González se fijó algunos desafíos: “El primero tiene que ver con la vida de fe. Como esta parroquia se llama Corazón de Jesús, y nosotros queremos seguir palpitando con Jesús, para que de alguna manera nuestro corazón siga en función de Dios. Tenemos un corazón biológico, pero creemos también que tenemos un corazón en el alma y queremos que esta alma siga acrecentándose en nosotros, la fe en el Señor. Lo segundo, es que también estamos muy interesados en que sean otros que no han venido, que no conocen la parroquia o que no conocen la fe, que también puedan impregnarse de  lo que nosotros hemos vivido y de alguna manera comunicarles esta experiencia de Dios que hemos sentido fuertemente en el alma, y tercero, nosotros estamos insertos en un barrio y queremos ser buenos vecinos. Hemos visto con mucha tristeza, situaciones difíciles que acontecen en los distintos barrios de las ciudades por vecinos que no hacen la vida fácil. Entonces nosotros queremos ser ese vecino que acoge, que acompaña, que protege, que cuida los distintos momentos de las personas. Por eso las parroquias estamos vinculados a momentos e hitos súper importantes de la vida de la gente. Estamos cuando nace un pequeño, en el bautismo; estamos en la niñez cuando se hace la primera comunión; en la juventud cuando las personas reciben la confirmación. Estamos también cuando las personas deciden contraer un vínculo matrimonial y también estamos cuando y pasan a la vida eterna. Queremos ser de alguna otra manera ese vecino que acompaña las distintas vivencias de las personas y nuestras celebraciones van a ir apuntando a eso, a manifestarnos cercanos a todos, no necesariamente a los que tienen nuestra fe, sino también a todos los que compartimos aquí el barrio”.