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  • El sincero agradecimiento de Luis Calbiague González que se acogió a jubilación tras desempeñarse por espacio de 45 años en el servicio público

A las 16.31 horas del 31 de mayo pasado, Luis Anselmo Calbiague González, dejó las oficinas de la Delegación Presidencial en Valparaíso, siendo despedido por los funcionarios en el Piso 18, cuando se aprestaba a abordar el ascensor.

Tremenda sorpresa se llevó, cuando se encendieron todas las luces del pasillo, para encontrarse con sus compañeros y jefes que le brindaron una efusiva despedida y recibiendo del reloj control, el respectivo comprobante que acreditaba la hora de salida, que ponía punto final a su carrera de 45  años.

Sorprendido y emocionado profundamente, se quebró ante tan sorpresivo momento y agradeció en expresivas palabras que se retiraba feliz y contento: “Me voy tres veces más alegre que el día que entré a trabajar”.

SUS INICIOS

Calbiague responde a una familia tradicional de Valparaíso, que vivió hasta el año 70 en el Cerro Toro y que después se trasladó a Valle Verde, entre Puertas Negras y Montedónico, en Playa Ancha

Sus esforzados padres Olga y Anselmo, dieron vida a una familia que sumó cinco hijos, cuatro hombres y una mujer (Francisco, Víctor, Pedro y Eduvigis).

La enseñanza media la completó el año 1976 en el Liceo 2 de Playa Ancha y como joven responsable de los deberes ciudadanos cumplió seguidamente con los trámites para realizar el Servicio Militar Obligatorio, pero no fue convocado, por exceso de contigente.

Fue la oportunidad para rendir la Prueba de Aptitud Académica, quedando en la Escuela de Ingeniería de Alimentos de la Universidad Católica de Talcahuano, pero los costos por el pago de matrícula, mensualidades, alimentación y pensión, hicieron imposible que sus padres corrieran con esos gastos quedando por lo tanto al garete. Luis, era el hijo mayor y a pesar de este exitoso examen, los costos económicos que debía asumir la familia eran muy elevados.

Tal como él mismo lo dice “ahí me tiré al patín”. Todos los días junto a los amigos del barrio se reunía en la esquina, jugaba a la pelota, iba a la playa, compartía reuniones sociales en que estaba presente varias veces el pisco, que hacía furor en esa época. Ya tenía el pelo largo, andaba a la moda de la época, fumaba, etc., hasta que un día su padre, que era funcionario de la Armada, lo metió a dique o tal como dice Luis “me puso la corriente” preguntándome “¿qué vas a hacer? No puedes seguir así”.

PRIMER TRABAJO

Los contactos de su padre con determinadas amistades de Asmar, le abrió las puertas a Luis para que entrara a estos astilleros de avenida Altamirano en Valparaíso el 1 de octubre de 1977, recordando que en ese año se realizó una consulta nacional en que le cortaban con tijera, la punta del carné de identidad a quienes iban a votar.

Allí cumplió diversas funciones administrativas en el control de las fuerzas de dotación de las empresas marineras. Tuvo a cargo aspectos relacionados con los pasivos, el personal administrativo, el personal en práctica y el que estaba destinado al servicio militar obligatorio.

Fue un activo funcionario organizando las actividades navideñas al integrar el equipo creativo. Pero en febrero del año siguiente se le comunicó que debía abandonar la empresa por restricciones presupuestarias.

INTENDENCIA

Por esas cosas del destino, una persona que trabajaba en el Departamento de Desarrollo Social de la época, de apellido Gálvez, me mandó con una tarjeta de presentación a la Primera Zona Naval. Me presenté ante el secretario jurídico que era Jaime Luhrs Macchiavello, que era abogado del Ministerio del Interior y que con los años fue director regional del Servicio Electoral. Fue asignado a la Oficina de Partes de la Intendencia demostrando una tremenda habilidad, al pulsar en la máquina de escribir 60 palabras por minuto, además de una buena redacción y amplio conocimiento de sus funciones administrativas. En esos tiempos la Intendencia y la Gobernación Provincial funcionaban en el actual edificio de la Primera Zona Naval, ya que el intendente cumplía paralelamente la función de Comandante en Jefe de esta repartición.

Calbiague fue asumiendo otras funciones, como llevar la correspondencia a Correos de Chile, cuyo edificio estaba al frente de la Intendencia, donde hoy funciona el Ministerio de las Culturas, es decir, en plena plaza Sotomayor.

“Pegaba los sobres con goma líquida, usando una broche marca Canario además de una guía que tenía una copia, colocando un calco del tipo carbón”, apuntó Calbiague al recordar ese período.

Lucía una vestimenta impecable con camisa blanca almidonada y una codera de género para evitar las manchas.

Su eficiente desempeño fue tan bien valorado que luego pasó a la Oficina de Partes recibiendo la correspondencia que llegaba a la repartición y proceder a su distribución interior.

Eran tiempos en que el intendente era Arturo Troncoso Daroch que además era Comandante en Jefe de la Primera Zona Naval.

Siempre mostró una capacidad de desenvolvimiento en sus funciones y en el aspecto organizacional. Casualmente el funcionario de presupuesto y finanzas Sergio Guajardo Troncoso postuló y quedó  en  la Caja de Empleados Públicos y le propuso a sus superiores que el sucesor indicado era Calbiague.

Feliz asumió las nuevas tareas vinculadas a remuneraciones, pagos y descuentos. Cubría los gastos operacionales de la Intendencia, estaba al día en la cancelación de los servicios esenciales y atendía los requerimientos de la máxima autoridad.

NUEVO EDIFICIO

En el año 1980 la Intendencia se trasladó al nuevo edificio Esmeralda del Pasaje Melgarejo, ocupando los pisos 18 y 19.

Su amplitud de responsabilidades se extendió a la cobertura de las remuneraciones de todos los funcionarios dependientes de los gobernadores provinciales y de los servicios y entidades dependientes del Ministerio del Interior, manteniendo al día el pago de las respectivas remuneraciones.

Era además el encargado de los sueldos de todos los funcionarios de las gobernaciones provinciales y de las entidades dependientes del Ministerio del Interior de la Quinta Región.

Imprevistamente se le comunica el 15 de diciembre de 1981 que se tomara los quince días de permiso y que no volviera a pisar los pisos 18 y 19.

LLAMADO DEL GOBERNADOR

Habían pasado algunos días, cuando el Gobernador Provincial de Valparaíso Hernán Sepúlveda Gore, le envía una carta a su domicilio informando que había un concurso público en su repartición y que lo invitaba a participar.

Calbiague presentó los antecedentes y fue sometido junto a otros seis postulantes a exhaustivos exámenes de conocimiento, ortografía, redacción y temas administrativos, presupuestarios y financieros.

Ahí supo de la dureza del gobernador, un ex infante de marina capitán de navío que presidió la comisión examinadora y con quien sostuvo una entrevista personal, en que Calbiague pudo demostrar sus habilidades al responder preguntas sobre el mundo político exterior e interno, la ley de presupuesto, las leyes vinculadas a la administración pública y el gobierno interior, los permisos, el uso vías públicas,  las colectas públicas y respecto de cuando el gobernador debía representar al intendente, que era muy usual.

Allí permaneció desde al año 1982 hasta marzo de 1994.

En el período presidencial de Eduardo Frei Ruiz Tagle, asumió Hardy Knittel Villarroel como intendente regional quien dispuso que Luis Calbiague González, en calidad de funcionario de planta fuera destinado a la Intendencia, subiendo del piso 15 al 18 para asumir el inventario de muebles y fungibles teniendo como jefes directos  a Clemente Contreras Fuentes y Nora Valencia Morales. También abordó materias presupuestarias y de pago.

Eran tiempos en que se crea la planta administrativa del Gobierno Regional que no tenía funcionarios, asumiendo Calbiague un papel preponderante para que funcionara este nuevo órgano que requería de moderna implementación, a fin de que comenzaran a trabajar sin contratiempos los consejeros regionales y sus dependencias.

También tuvo que participar en la implementación de los delegados provinciales de los gobiernos regionales.

Calbiague entre las tantas tareas, dada su buena disposición fue nombrado presidente del Comité Paritario para encabezar la remodelación del piso 18 en dos etapas y después cumplir la misma misión en el piso 19, donde se instala la máxima autoridad regional.

Se implementó además un cambio rotundo en las bodegas de archivo ubicadas en el subterráneo del edificio Esmeralda, mejorándose la iluminación, la protección y pintado de muros y la instalación de estantes metálicos y anaqueles.

En otras distintas tareas, figura la implementación de la Ley de Compras Públicas y fue el encargado del PMG de la Intendencia por espacio de seis años.

Además creó una red de abastecimiento del mercado público desde Arica a Punta Arenas.

Hacia clases presenciales en todas las gobernaciones de la época respecto de los procedimientos administrativos asociados a la Ley de Compras Públicas a fin de que los funcionarios no cometieran errores.

Contribuyó al mejoramiento al interior de la institución al implementar sistemas tecnológicos para reducir gastos de papel y tinta, arrendando equipos multifuncionales como las fotocopiadoras.

ABORDANDO EMERGENCIAS

Trabajó a fondo en las distintas emergencias producidas en la Quinta Región. Entre ellas los terremotos de 1985 y 2010, los incendios forestales en Laguna Verde, el incendio que arrasó con seis mil casas en los cereros de Valparaíso, los siniestros devastadores de Rodelillo, la emergencia sanitaria por el COVID, la instalación de baños sanitarios en conjunto con la ex Onemi en las distintas emergencias, la emergencia por sequía distribuyendo pellets para animales, resaltando el trabajo coordinado con el funcionario Carlos Jara Rodríguez, uno de sus grandes amigos y con quien siempre compartía a la hora de disfrutar los momentos libres, donde afloraban las cervezas y el sándwichs. Era característica la expresión de Luis cuando le decía al garzón “fotocopia a color”, en señal de que debía repetir la misma botella de cerveza que adornaba vacía la mesa y que había que reponer, para seguir compartiendo.

Fue un eficiente funcionario que desplegó múltiples tareas, sobre todo en las emergencias, demostrando que era competente en el manejo de las plataformas del mercado público, velando por el correcto uso y destino de los recursos fiscales.

Además se mostró agradecido por la confianza que le dieron sus jefes al momento de adoptar decisiones y ejecutar adjudicaciones de montos económicos muy altos y que nunca fueron objetados por sus superiores y entes fiscalizadores.

Además siempre se caracterizó por transmitir sus conocimientos a terceros para que no cometieran errores y así lo hizo hasta el último día, al traspasar sus responsabilidades a quien lo sucede tras poner término a su carrera que ejerció con el grado 14 técnicos de la administración pública.

Como síntesis final Calbiague apuntó: “Para obtener estos logros en la vida laboral, es la constancia de aprender, difundir los conocimientos, sentir la estimación del colega, siempre pensar en positivo, optimista, estar en la otra vereda. Todos no tenemos la fortuna y somos diferentes, pero al terminar el día, te vas alegre de haber cumplido tus tareas encomendadas. LA VIDA ES BELLA, JUNTO A MI  FAMILIA”.

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