LA COMPRENSIÓN Y SACRIFICIOS DE UNA MADRE QUE APOYÓ A SU HIJO QUE IBA A SER GRUMETE Y SE CONVIRTIÓ EN JINETE

• Ana Olmos Castillo madre de Hugo Ochoa estuvo cinco años con él en la capital cuando salió de la Escuela de Jinetes

Ana Olmos Castillo llegó con su nieto Jorge Tomás a fotografiarse con su hijo jinete Hugo Ochoa, que montando a “Will Turner”, se impuso en la quinta carrera del Valparaíso Sporting Club disputada el pasado miércoles 7 de junio.

Son pocas las mujeres que se les ve con propiedad en esta escena en que generalmente se toman la fotografía de rigor los dueños del ejemplar, el preparador, los cuidadores, capataces y amigos.

Esta vez Ana Olmos junto con saludar a su hijo y darle las felicitaciones contó como Hugo se convirtió en jinete: “Esta es una historia larga. En un principio, cuando mi hijo cursaba tercero medio me dijo que no iba a ir a la universidad. Entonces le pregunté ¿qué vas hacer en tu vida? No sé, me dijo. Ya, le dije ¡uniformado! y se iba a la Escuela de Grumetes. El quedó en esa escuela en Valparaíso y después de hecho se iba a Talcahuano. Pasó todas las pruebas y quedó en esa escuela. Pero un día vino aquí al Sporting, con mi hija mayor, que es la mamá del niño con quien ando. Vinieron a ver las carreras y llegó a la casa y me dijo “sabís qué mamá, yo quiero ser jinete”. Y le respondí ¿cómo vas a ser jinete? Insistió en que quería ser jinete. Bueno, dije yo, hay que apoyar no más, qué le vamos a hacer”.

A esa altura Ochoa tenía 18 años y por diversas circunstancias se produjeron otros hechos favorables en favor de él: “Teníamos a una persona muy cercana a la familia, que era propietario de caballos acá en Viña del Mar. Mi hijo habló con un caballero, el cuidador Víctor Caballería, al que mi hijo lo adora porque le enseñó mucho. Pero Hugo pensó que él iba a llegar acá y correr al tiro. Y la cosa no es así. Tenía que sacar la patente de cuidador. Empezó a prepararse con el peso, apoyarse mucho en lo que es la alimentación. Y después de un año se fue solito a Santiago a la Escuela de Jinetes”.

Ese paso y formación de Hugo Ochoa fue fundamental: “A él le gustó y se dio cuenta que le apasiona y es nuestro orgullo. En un minuto también hubo como un bajón en él, porque esta pega implica muchas cosas. Uno ve triunfos, pero detrás del triunfo hay mucho sacrificio en todo orden de cosas. Por ejemplo, en la alimentación, los cabros tienen que restringirse tanto que los lleva a tener mal ánimo. Además, el carácter; esto desencadena muchas cosas, pero también está el esfuerzo de levantarse todos los días muy temprano, salir a trabajar, ganarse las montas, porque los niños se las ganan. Entonces el Hugo se dio cuenta que detrás de un gran esfuerzo y sacrifico hay recompensas”.

Esta es una familia que se formó en Valparaíso, pero desde el año 2910 reside en Quilpué.

Ochoa egresó de la Escuela de Jinetes en enero de 2015 y hasta la fecha su madre dice que le ha ido bien, pero hubo una etapa fundamental en la trayectoria del joven profesional de 29 años recordando que “cuando mi hijo tuvo una bajón yo decidí y me fui a vivir a Santiago con él, porque esta actividad es la que a él le apasiona. Entonces me dije que saco con privarlo, retenerlo, tenía que apoyarlo. Estuve cinco años con él en Santiago, para que madurara y superara las frustraciones, situación por la que pasan muchos jóvenes”.

Ochoa desde que salió de la Escuela de Jinetes comenzó a correr en los hipódromos capitalinos: “El hizo carrera en Santiago, a pesar de que ama el Sporting y siempre está agradecido porque lo reciben bien acá. Aquí le demuestran mucho cariño”.

Ana Olmos recordó que su esposo falleció en diciembre pasado y que el resto de la familia la componen una hija, un hijo y el nieto que la acompañó en esta visita al Sporting, precisando que Hugo “está soltero, sin hijos, no bebe ni fuma ya que se cuida mucho, es muy ordenado en su vida”.