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  • Desde niño le gustaban los caballos cuando visitaba a su abuelo en los campos de La Calera

El porteño que vive en la Población Montedónico, Carlos Elías Urbina Ramos, ya lleva más de dos años y medio con patente de jinete y completó las setenta carreras ganadas en los hipódromos centrales.

“Me vinculé con la hípica gracias a un amigo. Me trajo para acá. Me mostró el mundo de la hípica y quedé fascinado. Me picó el bichito de ser jinete. Yo era jinete a la chilena. Era otro mundo muy diferente a este. Allá se corre mucho en la parte alta de Valparaíso.  La forma como conocí a los caballos es corriendo a la chilena, nunca corrí un caballo que pesara 530 kilos o de carrera que corrían más de  mil metros. Siempre corría 400 gambas o dos gambas. No daban más”, explicó sus inicios en las carreras.

Precisó que en Valparaíso “se corre en la poza de los milicos De ahí me vine para acá. Me entusiasmé con los caballos, me encantaron. Siempre me gustaron los caballos, gracias a mi abuelo que era del campo en La Calera. Él ya falleció. Siempre tuvo caballos y cuando llegué a este mundo quedé fascinado. Y aquí estamos corriendo…”.

Esta es una profesión difícil: “Cuesta conseguirse las montas, pero hay que ser perseverante y trabajar, porque el trabajo hace al jinete. Y así trabajando te ganas las montas con opción. Hay que ser perseverante, porque hay momentos en que te va a ir mal y otros en que te va a ir bien. Pero todo va en la perseverancia y en el trabajo y así los sueños se cumplen. Estoy feliz, pero igual quiero escalar más arriba y estar peleando la estadística. Superar el nivel, cuesta años, pero para allá vamos. Carlos Ortega después de 15 años está peleando una estadística y hay que seguir luchando como lo hace él. Hay que ser perseverante como él y usted lo ve donde está”.

Tiene 25 años de edad y es un jinete liviano de 50 kilos: “No me cuesta tanto hacer el peso, gracias a Dios”.

Vive feliz en la Población Montedónico: “Yo soy nacido y criado ahí. Conozco Puertas Negras, La Copa. Todos esos lugares me los conozco de  memoria. Allí vivo con mi pareja y mi hija que me apañan siempre. Igual mi pareja trabaja, somos los dos empeñosos en ese sentido. No cargo solo con la responsabilidad porque los dos trabajamos y salimos adelante. Es como debe ser una pareja en que ambos deben estar presentes”.

“Esto me apasiona y si yo no me cuido, ¿quién me va cuidar? He tenido varias lesiones. Cuando era aprendiz me caí, me quebré un dedo, me corté el labio en dos, me fracturé la rodilla. Estuve más de seis meses con licencia, casi dos meses sin poder caminar sin poder hablar. Igual me ha tocado el lado feo de la hípica. Yo tengo quebrada la tibia y el peroné en un accidente cuando era cuidador. A propósito yo empecé como cuidador, estuve como dos años con Luis Salinas y después me fui a la escuela de jinetes en Santiago donde estuve dos años”, comentó finalmente Carlos Urbina.

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