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  • Fernando Alvarez Tapia, de 71 años, llora su partida y se apena al ver la pesebrera vacía

Los coches victoria están paralizados hace tres años en la ciudad de Viña del Mar, lamentando uno de agremiados del sector, Fernando Alvarez Tapia la pérdida de su potro “El Diamante” que fue enterrado con los máximos honores.

Intertanto comentó la situación actual que viven los asociados y los trámites judiciales: “El abogado nos dijo que no era necesidad de concurrir a declarar así que dijeron que a fines de octubre a ver si volvíamos o no volvíamos. Tenemos que seguir esperando, según lo que diga el abogado… Que vamos a hacer.. Si estamos en manos de él… Ahí estamos esperando…Llevamos para los tres años ya…Ya no… Es mucho, mucho…Nosotros necesitamos salir a trabajar. Que nos den permiso para salir a trabajar con los coches…No molestamos en nada…Hagan restricción de los vehículos…A nosotros nos prohibieron trabajar todos los días. Un día por medio trabajábamos cuando teníamos que aprovechar el verano. Nosotros explotábamos el puro verano no más…Y en el invierno, todos los caballos se iban al campo y otros los manteníamos en la casa, los que teníamos los caballos más regalones. Pero como le digo ahí estamos esperando. Que el abogado dice una cosa, sale con otra….”.

Consultado de la situación que vive cada uno de los dueños de los coches victoria: “Todos mis compañeros están preocupados por la situación que estamos pasando… ¿Hasta cuándo vamos a esperar tantos años? Que nos den un corte de una vez por todas. Por sí o por no”.

En lo que respecta a su situación personal comentó que “yo vendí hace tiempo atrás un coche y me queda uno todavía…Estamos amarrados porque no los podemos vender ya que perdimos los derechos. Si no tenemos el coche perdimos los derechos. Ya vendí los derechos de uno y tengo que aguantarme con el otro, hasta última hora y después hay que ver que es lo que hacemos con el coche, si no podemos seguir más trabajando”.

Dijo que “los caballos no están sufriendo. Porque muchos caballos están en el campo otros los tenemos en la casa como en el caso mío”.

RECUERDOS DE “EL DIAMANTE”

Fernando Alvarez está muy triste por la pérdida de uno de sus caballos regalones: “Se murió el que tenía que morirse, no más de viejito. Iba a cumplir 32 años. Se llamaba “Diamante” el potro y me dejó un hijo que ya lleva 15 años. Pero están bien los otros caballos, están gordos. Están todos los caballos gordos de nuestros compañeros. No hay ningún caballo delgado. Ni uno. Y mi caballito se murió de viejito, porque era del año noventa el potro. Imagínese iba a cumplir 32 años en diciembre. Así que le di una sepultura como a él se lo había prometido yo. Por todo lo que me ayudó en la vida. Por todo el buen trato que le di yo en la vida a él. Y lo enterramos. No le voy a decir la parte donde lo enterramos. Fuimos a un cerro, lo llevamos en un camón y lo enterramos. Con el homenaje de mis nietas, porque era el regalón de ellas y de toda mi familia. Así que lo enterramos bien. Le dimos buena sepultura, lo bajamos con una máquina que contratamos en forma particular. Y seguimos gastando por él, por lo que se gastó en el transporte en la máquina. Nunca nos vamos a olvidar de él, porque él fue como un hijo de uno, compañero de uno, hermano de uno, trabajador de uno y uno era a la vez trabajador de el porque lo alimentábamos con lo que nosotros ganábamos. Yo estoy bien apenado y de a poco se me va a ir pasando la pena, porque nunca me voy a olvidar de él, porque viendo el hijo que me dejó el, lo recuerdo todos los días y veo la pesebrera…Tenía tres con él, me quedan dos y veo la pesebrera de él desocupada y todos los días me da nostalgia, me da pena, no solo yo, también a mi familia. El día sábado mis nietas andaban en él, caminaban para allá, caminaban para acá. La otra vez fuimos a la marcha del puerto con él y ya venía a penas a la vuelta. Ahí aflojó y como que ahí le llegó el viejazo. A é no le sacamos ni un pelo. Se fue como nació, entero. Se fue entero. Ese es todo lo que le puedo decirle con este bonito recuerdo de mi caballo “El Diamante”.

En la fotografía, Fernando Alvarez –de sombrero- junto a su amigo el paisajista Carlos Galindo, mientras miraban las carreras del Valparaíso Sporting Club.

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