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  • El cortejo efectuó un recorrido por el entorno de la plaza para dirigirse hasta el Cementerio Parroquial, donde hubo palabras de despedida cargadas de emoción

Diecisiete amigos de la calle –uno de ellos vestido de terno y corbata- despidieron emotivamente a Mario Enrique Verdugo Cabrera, hasta su última morada en el Cementerio Parroquial de Molina.

También llegaron los familiares directos de quien perdiera la vida a la intemperie, producto de los intensos fríos, en el entorno de los baños de la plaza de la ciudad.

La ONG “Abriga un hermano” y la Comunidad Misionera Bautista de Molina se encargaron de que las exequias tuvieran el ritual tradicional en este tipo de despedidas.

Verdugo, había fallecido el jueves 18, sin que los jóvenes de esta organización lograran que él fuera acogido por el albergue gubernamental.

Recordemos que esta organización voluntaria está integrada por Teresa Valderrama, presidenta; Sebastián Seguel, vicepresidente; Alex Hernández, tesorero y Alejandra Concha, secretaria, quienes conocían perfectamente a Mario Verdugo y tenían los antecedentes de sus familiares en Talca, de donde él procedía.

El cortejo compuesto por una carroza, con el ataúd de Mario Verdugo fue acompañado por unos doce vehículos, donde iban sus amigos de la calle y los integrantes de esta ONG, que realizaron todos los preparativos para conseguirse el féretro, el servicio funerario y el nicho. Previamente se realizó una liturgia en el templo bautista de Avenida Oriente.

El cortejo hizo un recorrido por el entorno de la plaza, lugar que frecuentaba Mario Verdugo, para despedirse de quienes allí lo conocieron y de sus amistades de calle. También participaron los familiares con quienes la organización sabía de sus antecedentes. La sorpresa fue mayor cuando aparecieron dos esposas de Verdugo, una de ellas con la que se había casado legalmente y una segunda con la que tuvo una corta convivencia. Con ambas tuvo hijos los que también llegaron hasta el sepelio. Las dos mujeres no se conocían y este encuentro sirvió para conocer a todos los descendientes de Mario Verdugo.

Una vez en el camposanto, las palabras de despedida fueron pronunciadas por el pastor Bastián Parra, la presidenta de la ONG “Abriga a un hermano” Teresa Valderrama y una de las suegras de Mario Verdugo.

El vicepresidente Sebastián Seguel resaltó el hecho de que haya llegado vestido de terno y corbata, una de las últimas personas que sostuvo en sus brazos a Mario Verdugo hasta su deceso.

También comentó que el Cementerio Parroquial cedió un nicho por veinte años, en un hecho inusual, que la organización agradeció  enormemente, ya que generalmente no pasan del año.

Ahora se abocarán los jóvenes de esta organización a realizar una campaña solidaria para reunir los 200 mil pesos que se requieren para colocar la lápida que recuerde a Mario Verdugo.

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