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  • ONG “Abriga a un hermano” gestionó una red de apoyo para brindarle una digna sepultura a una persona que vivió unos veinte años en la calle

Después de vivir veinte años en la calle y de haber estado internado tres semanas en el Hospital de Molina, falleció al lado de los baños de la Plaza de Molina, Mario Enrique Verdugo Cabrera.

La dramática historia es relatada por Sebastián Seguel, que es vicepresidente de la ONG “Abriga un hermano”, ya que tuvo la oportunidad de compartir mucho tiempo con él, cuando esta organización habilitó un albergue en el templo de la Comunidad Misionera Bautista de Molina.

Una vez que se habilitó el albergue gubernamental, la tarea de acoger a quienes viven en las calles, fue asumida por la autoridad, ante lo cual esta ONG suspendió momentáneamente sus actividades, pero siempre ha estado atenta con el destino que han tenido estas personas.

Sin embargo, este albergue oficial ha recibido muchas críticas de los actores políticos, porque no ha cumplido con la misión de acoger a todos los que viven en las calles y que han tenido que sufrir fuertes fríos como los que se han visto estas semanas en Molina.

En el caso de Mario Verdugo, que tenía más de 70 años de edad, según Seguel “estuvo internado en el Hospital de Molina tres semanas. Un día  miércoles fue dado de alta y el propio hospital lo trasladó hasta el albergue gubernamental teniendo el PCR negativo, sin embargo se le negó el acceso ante lo cual retornó en la misma ambulancia al centro asistencial. Estando allí el propio Mario Verdugo decidió salir del hospital mientras nosotros hacíamos gestiones para internarlo en el albergue gubernamental lo que fue imposible”.

Lo lamentable es que Mario Verdugo, permaneció en la calle junto a sus amistades, soportando los fuertes fríos con precarias vestimentas y ropajes.

De esta forma, cerca de las diez de la noche del jueves 18, Mario Verdugo dejó de existir, concurriendo el propio Seguel a comprobar su identidad ante Carabineros que adoptó el proceso, ya que lo conocía perfectamente y sabía todo su historial.

Junto con lamentar el deceso, internamente debió soportar el fuerte dolor de no haberle brindado un hogar que lo pudiera haber salvado de los fuertes fríos y que nuevamente queda demostrado que las políticas públicas frente a quienes viven en las calles son limitantes y no llegan a todos.

Seguel junto a los restantes miembros de esta voluntariosa organización que preside Teresa Valderrama y que integran además Alex Hernández, tesorero y Alejandra Concha, secretaria, gestionaron una red de apoyo, consiguiendo el ataúd y un nicho en el Cementerio Parroquial. Ellos mismos habían sostenido una video llamada con Mario Verdugo cuando estaba a punto de ser dado de alta, lo que demuestra el cariño que ellos tienen por las personas que viven en las calles.

Son tan empeñosos estos jóvenes, que hasta lograron comunicarse con los familiares de Mario Verdugo, que viven en Talca para estar presentes en la liturgia efectuada en el templo bautista y participar mañana en el sepelio que se efectuará en el Cementerio Parroquial.

En la fotografía, Mario Verdugo aparece junto a Sebastián Seguel.

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