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  • Han creado la “ONG Abriga a un hermano”

Dos personas, que después de más de veinte años eran dadas por muertas o desaparecidas por sus familias, se reencontraron con ellas, gracias al esfuerzo de un grupo de jóvenes que crearon la ruta calle “Albergue Molina” y que ahora se ha convertido en la “ONG Abriga a un hermano”, dedicada a brindar abrigo y comida a las personas que viven en la intemperie.

En esta acción participan Sebastián Seguel y Teresa Valderrama, que aparecen como coordinadores, y a quienes se suman a esta causa Alex Hernández, Alejandra Concha y Richard Quezada.

Ellos se dieron cuenta que alrededor de 45 personas viven en las calles de Molina y otras 10 en Lontué, todos excluidos socialmente, con problemas traumáticos por falta de atención mental.

Ellos se sienten discriminados producto del consumo de alcohol y drogas y viven en la marginalidad.

Gracias al trabajo de estas personas, fue posible que después de 21 años, Dina González retornara a San Antonio. Su familia siempre creyó que había muerto. Ella tenía 16 años de edad cuando se extravió.

En tanto, después de 23 años, Eduardo Manquepán Maripán, regresó a Padre Las Casas, cuya familia tenía el mismo mal pronóstico.

El trabajo con Carabineros y a través de las redes sociales fue posible que estas personas retornaran a sus hogares, lo que llenó de felicidad a este grupo de jóvenes, que trabaja junto a la Comunidad Misionera Bautista de Molina, entidad que facilita el templo ubicado en avenida Oriente 1835, para habilitarlo como albergue, sobre todo en este tiempo que los fríos, las lluvias y la humedad repercuten en el físico de estas personas sin hogar.

Seguel recuerda que cuando partieron en forma incipiente este trabajo maduró, de un día a otro, a raíz de que una persona que vivía en la calle no quiso irse a un albergue, porque estaba consumiendo alcohol y murió producto del frío.

De ahí se esforzaron en crear una organización para recibir y contar con los elementos de asistencia a estas personas, en una tarea que requiere de mucha colaboración.

En este período se han percatado que las políticas de gobierno para enfrentar este tema, se centra en las capitales de provincia, explicando que de las personas que ingresan a los albergues de Curicó solo dos son de Molina, lo que refleja la falta de una visión más descentralizada porque este problema se da hasta en las localidades más pequeñas y no se atienden estos casos.

Han pasado por el albergue unas 200 personas, ya que hay que considerar a los migrantes y a los que están de paso.

También se preocupan de encontrarles alguna ocupación para que regularicen su vida lo que se ha logrado muchas veces pero se necesita de la colaboración de muchos porque esta acción hay que desarrollarla también en las fiestas de Pascua y Año Nuevo.

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